“Allí donde se cruzan tus dones y las necesidades del mundo está la vocación” – Aristóteles –
La orientación vocacional se ha posicionado recientemente como una de las herramientas necesarias para asegurar una vida profesional exitosa. Diversas disciplinas han aportado conocimientos, tales como la psicología, la pedagogía, la administración empresarial, entre otras. Actualmente, la orientación vocacional es incluso una de las áreas más trabajadas con jóvenes en edad pre universitaria.
La palabra vocación significa “relacionado con la vocación”. A su vez, “vocación” quiere decir “Inclinación o interés que una persona siente en su interior para dedicarse a una determinada forma de vida o un determinado trabajo”.
La orientación vocacional es un medio por el cual se puede ayudar a definir la elección profesional u oficio de una persona. A través del asesoramiento, y otras herramientas como la aplicación de pruebas estandarizadas, que facilita el reconocimiento de las habilidades más sobresalientes de un individuo, permitiéndole mayores probabilidades de éxito según sus preferencias e intereses. Es también un conjunto de conocimientos y prácticas que buscan asegurar que los adultos jóvenes se formen en actividades profesionales que correspondan con su interés personal, y al mismo tiempo, aseguren un rendimiento eficiente en sus futuros entornos laborales. Dicho proceso no sólo tiene el objetivo de incorporar a un adulto joven a la fuerza laboral profesional y guiarlo durante su ejercicio, sino que requiere además reconocer su interés personal y facilitar su aprendizaje sobre el entorno laboral.
Existen muchas inquietudes que se generan al momento de explorar la vocación de una carrera profesional, por ejemplo, ¿Qué carrera estudiar?, ¿Por dónde debo empezar?, ¿En qué Universidad?, ¿Cómo obtener los diferentes recursos necesarios?, entre otras. La orientación vocacional permite explorar alternativas que ayuden a reflexionar al respecto de estas cuestiones y buscar posibilidades para reunir los recursos personales, económicos e intelectuales necesarios para lograr una elección realista.
Existen dos dimensiones específicas y necesarias para el ejercicio de la orientación vocacional: una se basa en conocer al individuo, y la otra se centra en conocer las características del entorno en donde se espera que ocurra su desarrollo profesional.
- Explorar los intereses de la persona.
En el contexto de la orientación vocacional es común que los intereses se exploren a partir de la aplicación de pruebas psicométricas, y en ocasiones, a partir de entrevistas profundas. Las primeras permiten evaluar desde los distintos perfiles de personalidad, actitudes o rendimiento, hasta preferencias concretas. En su mayoría, estas pruebas determinan un rango de posibilidades con las que es posible considerar, por ejemplo, si la persona tiene las competencias necesarias para desempeñar la labor de su interés, o si, por el contrario, la profesión de su interés no corresponde con sus habilidades o con sus posibilidades reales de éxito. Así, suelen presentarse una serie de opciones que se acomodan de mayor a menor, y a partir de ello, la persona puede tomar ciertas decisiones. Es así como estas herramientas buscan precisamente orientar la decisión de la persona.
Entonces, la orientación vocacional consiste en facilitar toda la información que permita al individuo reconocer intereses propios, habilidades y áreas de oportunidad, o en algunos casos, facilitar también el reconocimiento de las competencias que es necesario fortalecer para insertarse en un contexto laboral concreto a mediano o largo plazo.
- Analizar las características del contexto.
Por otro lado, puede ocurrir que los intereses de la persona correspondan con sus habilidades o competencias disponibles para ejercer la actividad profesional de interés. Pero, no necesariamente las oportunidades de acceso a dicha actividad corresponden con los intereses o con las habilidades.
En este sentido, parte de la orientación vocacional consiste en evaluar precisamente las oportunidades reales de acceso y hacerle ver a la persona interesada, de manera que ella misma sea quien plantee las alternativas que considera pertinentes.
La información y las herramientas que ayudan a satisfacer esta necesidad van desde estudios sociodemográficos que dan cuenta de la cantidad de profesionales ejerciendo una actividad específica, hasta estudios laborales y de mercado en donde sea posible ver cuáles son las profesiones más o menos competitivas, o con mayor o menor posibilidad de remuneración económica, o cuál es el coste económico que supone estudiar ciertas profesiones, entre otras características.
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